+Cuando me pasa algo malo escribo mis sentimientos en una hoja.
-¿Y te lo guardas?
+No, después los quemo.
-Pues yo los rompo y los tiro, pensando que volverán a formar una nueva hoja.
+¿Y? Pero los míos desaparecen como el fuego.
-Pero queda cenizas. Mis hojas son como mi corazón, cuando lo rompen vuelve a estar nuevo, reconstruido, sin ninguna quemadura, marca o ceniza...
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